Dónde hospedarse en Nueva York

Ah, la pregunta. Cuando empezamos a planear nuestro viaje a Nueva York, eso fue lo primero que pusimos en la lista de cosas por resolver. 

La dificultad estaba en que ninguno de los dos tocinantes habíamos ido nunca y eso te obliga a elegir un poco a ciegas, no sabíamos qué zona sería mejor o cuál podría gustarnos más, además de no tener ni idea sobre qué hoteles serían buenos y cuáles no.


Preguntamos un poco por aquí y por allá y no llegamos a nada. Así que yo (Ángeles) decidí jugar a lo seguro y elegir un hotel de cadena. Igual que Brendan Fraser en Blast from the past, pensé que un Holiday Inn o algo así no podría tener pierde.

Afortunadamente Héctor resultó más aventurero y su ojo entrenado lo hizo notar un hotelito en la vasta lista de Hoteles.com: el Pod 51, en midtown Manhattan. Justo en la orilla del bullicio pero a pie de montones de sitios interesantes (Rockefeller Center, la catedral de San Patricio, Grand Central y un buen etcétera).


El Pod 51 no es un hotel lujoso ni mucho menos pero terminamos convencidos de que la relación calidad/precio es excelente. Los alojamientos en Manhattan tienen todos una cosa común: cada metro cuadrado es caro, muy caro. De modo que si quieres mucho espacio te va a salir en un varo y si quieres ahorrar, no puedes contar con mucho espacio.



En Manhattan todos los espacios son chiquitos. Si estás acostumbrado al DF las mesas en los restoranes de Nueva York te parecerán diminutas y además están muy pegadas entre si. Y a nadie parece molestarle. Si te mueves hacia Brooklyn, por ejemplo, la cosa tiende a ser diferente, de tal manera que puedes conseguir alojamientos menos costosos en justamente Brooklyn o en Harlem, pero si quieres estar en el meollo del asunto y tu presupuesto no es grande, algo como el Pod 51 es una gran opción. 


Bueno, el hotel. Es un hotel aunque en algunos aspectos puede parecerse a un hostal. Hay habitaciones sin baño pero los baños comunes están súper bien, considera esto si viajas en la versión estudiante de recursos limitados. La habitación más económica es como un camarote de barco con literas, por lo que un amigo y tú pueden compartir el pequeño espacio y aprovechar el inteligente diseño de interiores para guardar todas sus chácharas sin que les estorben. 



Nosotros nos quedamos en una habitación con baño propio y una cama tamaño Queen. Los espacios eran en verdad pequeños pero súper agradables. En la habitación tienes todo lo que necesitas (tele, radio, un escritorio, calefacción, caja de seguridad) y si no llegas más que a dormir, que fue nuestro caso, no necesitas más. Eso si, es indispensable compartirla con alguien con quien haya mucho amor porque no hay escapatoria. Como le dijo Paz Vega a su hija en Spanglish: "There's no space between us".
 

El resto del hotel es perfecto. Hay una terraza y un mirador, muy chulos, a los que no fuimos mucho porque era invierno pero que en primavera se convierte en el lugar para desayunar. 

El bar está subvalorado: nunca hubo mucha gente pero los tragos y la comida (mucha de ella tamaño botana) estaban muy buenos, además de que el ambiente era relajado y agradable.



La mejor señal de wifi está en el lobby y hay dónde sentarse cómodamente si necesitas revisar tu email o checar mapas o así. Un par de días a la semana hay recorridos a pie desde el hotel, con guía y exclusivos para huéspedes. Duran hasta 2 horas por lo que son una buena opción si quieres algo más concentrado que sólo salir a vagar por ahí (lo que tampoco está nada mal).



Eso si, por mucho lo mejor del Pod 51 es la ubicación. La zona es muy segura y hay una estación de metro a unas cuadras por lo que puedes partir del hotel hacia cualquier punto de Nueva York sin ningún problema pero si decides, como nosotros hicimos, caminar, tienes TODO a mano. Compras, bares, monumentos históricos. Central Park está a pie. Times Square también. Si a -16º C sobrevivimos salir de un bar frente a Bryant Park y volver caminando, en primavera ese recorrido debe ser ultra agradable. Porque definitivamente la mejor manera de vivir Nueva York es caminándolo.

Pod 51: 230 East 51st Street, New York - Página oficial - Tripadvisor.
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Pinche Gringo

El día que fuimos a este lugar, justo nos estábamos acomodando en una mesa y llego un güey sonriente a presentarse con nosotros "Hola, yo soy el pinche gringo" tan campante, para explicarnos la carta.


Eso y el hecho de que la carta esté en spanglish nos compró. Íbamos porque nos recomendaron la comida pero antes de probar cualquier cosa ya nos había gustado todo.
 


Pinche Gringo BBQ es un sitio muy raro en Cumbres de Maltrata, en la Narvarte. Llegas a pie desde el metro Etiopía y lo que encontrarás es un restorán montado en una especie de terreno baldío con bardas. El asador y las mesas están al aire libre y no hay meseros, pasas por tu comida en una charola.


Todo eso le da un ambiente súper agradable al lugar. Si vas a comer un día de oficina es como escapar de la rutina. Es más, si pides una cerveza se completa la sensación de estar de pinta.


Pero íbamos por la comida. En Pinche Gringo se sirve comfort food de estilo sureño por lo que, si nunca has probado este tipo de platos, quizá algunos te sepan raro. Los frijoles son dulces, por ejemplo, pero cremosos y en su punto. La ensalada de papa tiene mostaza que no sabe como la del súper y la mezcla de especias de la ensalada de col resulta indescifrable. Quizá eso explica algunas de las quejas en foursquare: si no te gusta salir de tu zona de confort (qué ironía) en lo que a comida se refiere, busca un puesto de tortas de milanesa y no vayas con el pinche gringo.


 
La estrella del menú es la carne: brisket (que es el pecho de la vaca), costillitas de cerdo, pulled pork y salchichas ahumadas son las opciones para comer. Puedes pedirlas en un plato o hechas sandwich, da igual, son pura sensación de felicidad en cada bocado. La carne es suave y se deshace al morderla tras haber sido cocinada por horas...


Si después del atasque de carne con guarniciones atascadas como mac and cheese todavía te queda espacio en la panza, éntrale a un postre. Van cambiando cada mes pero siempre hay pays: de cereza, de durazno (si ves House of Cards podrás deducir qué tan sureño es eso), de kiwi. Puedes pedir té helado sin límite si crees que necesitarás mucho líquido para tanta carne.


Últimamente parece que se llena demasiado, pero miércoles y jueves quizá no tanto. Abren de 13 a 19 hrs de miércoles a domingo y se puede pagar con PayPal. Nosotros ordenamos 1 plato de brisket y otro de costillitas (cada uno viene con 2 guarniciones), más un te con refill y una cerveza y fueron $283.00

 
Pinche Gringo: Cumbres de Maltrata 360 (entre Petén y Palenque) Página oficial - foursquare - facebook - twitter.
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León, Guanajuato: El Panteón Taurino

(Aquí también se resucita después de la semana santa).


El Panteón Taurino es uno de los lugares más tradicionales en León. Para definirlo en una frase, diríamos que es una cantina temática. Muy ruidosa, de platos abundantes y decorada en lo grande y en lo pequeño con motivos relacionados a la fiesta brava. 


Esta cantina se encuentra directamente sobre la Calzada de los Héroes -a unos pasos del León de la Calzada- y desde afuera se ve como una réplica en pequeño de una plaza de toros, hasta con sus taquillas y todo.


Adentro, las mesas son lápidas de mármol con nombres y obituarios de toreros pero el ambiente dista mucho de ser fúnebre. Suele haber mariachis y cuando no hay el barullo de la concurrencia es tal que llena todo el lugar porque el ambiente siempre está muy animado. 


 
Al llegar te reciben con una botanita de guacamole, ceviche y atún. Lo mejor es que lleves mucha panza porque la carta con arrachera, chamorros, camarones y mucho queso es tentadora y, como decíamos antes, abundante. Eso, además de que de vez en vez el mesero te deja una botana.



La coctelería es básica: hay mojitos, margaritas y piñas coladas pero uno no viene aquí por la delicada mixología, sino a ponerte tan borracho que termines "toreando" encima de la barra animado por los meseros. O tomándote una foto del recuerdo disfrazado de torero. A este panteón no se le puede acusar de aburrido. 


 

Cualquiera te dirá que si visitas León tienes que visitar el Panteón Taurino y tenemos que estar de acuerdo. Es pintoresco, turístico y kitsch pero auténtico y amable tanto con los precios como con el servicio. Perfecto para ir en grupo y hacer mucho alboroto. O también puedes ir con tu mejor amigo y quedarte a ver el futbol.


Panteón Taurino: Calzada de los Héroes 404, León, Guanajuato. Foursquare. Facebook.
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Desayuno en Harlem

En Enero de este año fuimos de vacaciones a Nueva York. La idea de este blog nació un poco en ese viaje: queríamos publicar muchas fotos y además contar lo que vimos, comimos y bebimos. Al final nos hemos tardado un poco más de lo que queríamos... Al fin, preguntándonos ¿por dónde empezar? decidimos empezar por Harlem. 


Fuimos a Harlem a comer pollo frito. Suena totalmente a cliché pero si todos los clichés fueran tan buenos como este, dejaríamos de huir de ellos como de la peste. 


Héctor quería comer pollo frito, buscamos opciones y encontramos que todas las recomendadas están al norte de Manhattan. Terminamos eligiendo Sylvia's porque está justo afuera de una estación del metro. Así pues, en nuestro segundo día de vacación nos subimos por primera vez al metro. Y nos equivocamos de estación. 

 
Nada grave, unas cuatro cuadras de diferencia que estuvieron perfectas para ser bienvenidos por una ciudad que es más que Manhattan. Pones un pie en Harlem y entiendes porqué los personajes de las series viven siempre más al sur. El lado norte de Central Park es menos glamouroso, un poco intimidante, mucho menos set cinematográfico. Merece la pena caminarlo.

Esa mañana tuvimos nuestro pollo frito, con waffles. Y una canastita de biscuits y unos hotcakes con tocino y lamentablemente ya no nos cupo una rebanada de Red Velvet, todo por 15 dólares. 


Después del desayuno, que fue perfecto, caminamos por el boulevard Malcom X y llegamos al lado norte de Central Park, dónde había una colina helada llena de niños deslizándose y gritando y haciéndose moretones y corriendo y todas esas cosas que hacen los niños cuando todavía son incansables e irrompibles. 


Ahí fue cuando me enamoré de Nueva York.

 
Es probable que cuando vayas por primera vez hayas escuchado muchas cosas acerca de Central Park, incluso habrás escuchado que para los neoyorkinos el parque es una extensión de la casa, a dónde vas a correr o a leer o a echarte a pasar el tiempo si el clima lo permite. Es cierto. Central Park es el gran espacio público de la ciudad y los habitantes lo tratan y lo cuidan como tal. Nosotros, después de ese viaje, pensamos que ese parque no tiene una mala época en ningún momento del año. 


Nos tocó blanco y luminoso pero también debe ser espectacular en primavera recién reverdecido y en otoño cuando se pone todo rojo y en fin, todo el tiempo.


En cuanto a Harlem, nos faltó tiempo. Perfectamente podríamos haberle dedicado 3 días para buscar otros locales de comida sureña, algunas tiendas de segunda mano y un servicio religioso con gospel pero 3 días era la mitad de nuestro viaje. No nos va a quedar de otra más que regresar.

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Sylvia's está en el 328 de Malcom X Boulevard, entre las calles 126th y 127th. La estación del metro es "125 St" de las rutas 2 y 3 (línea roja). Más info en Foursquare y en Yelp.

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Bares y cantinas: Salón Niza

Aquí en Los Tocinantes nos gustan las cantinas tradicionales. Su encanto es tal que incluso se han abierto restoranes "tipo cantina" que carecen de la cualidad un poco rasposa de las originales. En los segundos todo es más cuidado, más limpio y ordenado, más ¿fresa? Quizá sería la palabra.


Aunque algunos de esos restoranes tipo cantina no están mal porque recuperan lo mejor del concepto -alcohol sin demasiadas complicaciones y buena comida para acompañar- nuestro corazón está siempre con las clásicas cantinas de oficinistas y viejitos. Ahora también de hipsters. Algunas. 


El Salón Niza siempre está lleno de lugareños pero el paisaje cambia dependiendo del día y la hora. Durante el día es un lugar soleado al que van a comer personas que trabajan por la zona y vecinos de las colonias Juárez y Roma. Por las tardes el ambiente se distiende aún más. La comida es buena a cualquier hora.


Los meseros son notables: visten saco blanco y corbata, son espectacularmente eficaces y algunos llevan más de 20 años trabajando en el lugar. A veces se detienen en la mesa de algún habitual y los diálogos son bellos por ligeros a la vez que cálidos y cercanos.

Cuando llegas te reciben con un platito de cacahuates. Los puedes ignorar un poco e irte directo a la carta, por las tardes tienen las típicas tortas de cantina -en el día no porque cerca hay una dependencia gubernamental y les hacían grandes pedidos de tortas "y hacemos tortas o servimos tragos" nos dijo uno de los meseros- los jueves tienen albóndigas que son el platillo que gana por goliza en foursquare

 

Nosotros pedimos unas manitas de cerdo a las cuales Héctor les chupó hasta el último huesito (si te queda un huequito puedes llenarlo con un postre). El detalle de la manteleta de papel era impagable: un anuncio de Pepto Bismol en el que sale un miniluchador saltando de la tercera cuerda. Soy un turista extranjero y me la llevo de recuerdo.


En cuanto a los tragos, la barra es competente pero simple. Ahora que la mixología se encuentra en un gran momento (y no nos malinterpreten, a veces disfrutamos un coctel recién inventado que lleva 8 ingredientes y un alcohol costoso) hay días en los que buscas una cuba bien servida.


El Salón Niza es una buena alternativa al cercano Salón Covadonga. Se puede platicar mejor y no extrañarás la chistorra con queso. Sólo no pases demasiado la voz.


Salón Niza: Avenida Chapultepec 259 (esquina con Niza) en la Colonia Juárez. Abren de lunes a viernes de 12 del día a 12 de la noche y sábados de 12 del día a 8 de la noche. Domingos cerrado.


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