Hace poco más de una década, en el DF solo conseguías mariscos estilo Veracruz. Que nos encantan, claro, pero en este país de gastronomía bendecida por los dioses de los panzones era una grave omisión que no hubiera otras opciones, como los mariscos estilo Sonora.
En aquel entonces Los arbolitos de Cajeme ya existían (tienen 25 años de existencia) pero nada más estaban en su estado natal. Con el tiempo se fueron extendiendo primero en el norte del país y ahora hay 13 sucursales, una de ellas en Polanco.
Allá fuimos hace un par de semanas, a comer mariscos porque, ¿a quién no le encantan?
El menú de Los Arbolitos es tradicional y extenso: hay tacos, tostadas, platillos tradicionales sonorenses, cortes de carne y una gran variedad de mariscos preparados de muchas maneras deliciosas. Si vas por primera vez, no llegues con hambre porque aunque el lugar es grande y suele haber lugar y el servicio es ágil, te vas a tardar un ratito decidiendo qué quieres comer.
Nosotros hicimos lo mismo de siempre: pedir un montón de cosas al centro y probarlas todas. Empezamos con dos tostadas, una "embarazada" que tenía merlín, pulpo y camarón y otra con atún crudo y una salsita indescifrable. Resultaron un preámbulo de lo que vendría después, pura delicia marítima.
Las tostadas están bien servidas pero igual apenas te tapan una muela, por lo que le hicimos espacio a otras dos entradas: los "toritos" (chiles) mixtos rellenos de camarón y marlín y el chicharrón de calamar.
Vamos a detenernos aquí. El "chicharrón" eran tiritas de calamar frito empanizado, servido con salsa Teriyaki y cebollín fresco. Podríamos pedirlo siempre que vayamos. De hecho, ya queremos ir otra vez para pedirlo de nuevo. Sí, fue un flechazo de amor panzón.
De platos fuertes tuvimos los camarones Boston (rellenos de queso y enrollados en tocino, saben tan pecaminosos como suenan) y una orden de arrachera. Esa última estuvo bien pero bien a secas, no nos enamoró especialmente, ¡mejor pedir más mariscos!
Como glorioso finale para una gloriosa comida, compartimos un postre sorprendente y perfecto. Se llama "la niña de 33" y es helado de vainilla con fresas flameadas en Mezcal 33, se sirve en una copa y viene acompañado de chocolate y coyotas tibias. Mientras tecleo me dan ganas de salir corriendo por uno. <Babea un poco>.
A Los Arbolitos, ya les ha de quedar claro, hay que ir con hambre. Completa toda la experiencia pidiendo algo del bar como para terminar de morir de felicidad. Eso de la foto es una "margachela", aunque se autoexplica, se las describimos: es una margarita de mango (se puede hacer de tamarindo u otros sabores) con una chela.
Nos gustó mucho de Los Arbolitos no solo la comida, también el servicio que es extra eficaz y el hecho de que el restorán es totalmente bebé friendly, con periqueras que quedan a la altura de la mesa y todo. Ahora que nuestra hija ya come sola, eso lo valoramos mucho. Ah, y se ve que la terraza está muy a gusto, lamentablemente no pudimos sentarnos ahí porque es el área de fumar y no puede haber menores de edad. Pero si vas en pareja o en grupo sin niños, siéntante afuera y tómate tu tiempo para comer a gusto, beber y platicar mientras ves pasar gente.
Todavía queda un dato sorprendente. El sitio no es caro, para todo lo que nos zampamos y para estar en Polanco, esperábamos que la cuenta fuera escandalosa... y no. Estamos seguros de que vamos a regresar muchas veces.
Los Arbolitos de Cajeme. Euler 17, Polanco. Sitio oficial - Facebook - Foursquare - Twitter - Instagram.