Cuando llegamos a casa de Eduardo la mesa ya estaba puesta. Una mesa muy linda, con un colorido mantel, platos bonitos y copas. Lo mejor de la comida, nos queda claro, es que brindarla es un acto de amor que comienza desde mucho antes de servir el primer plato.
Quizá por eso nos gusta tanto esta sección de Los Tocinantes, porque nuestros amigos comparten sus mejores recetas, el espacio que es su casa y su cocina, su tiempo...
Eduardo, conocido entre sus amigos (y en el mundo del diseño) como el
Escobas, además de todo eso compartió con nosotros un par de secretos
que seguramente usaremos en nuestra cocina de aquí en adelante. Ahora se
los decimos...
(Por cierto, este post tiene banda sonora. Todo el tiempo que estuvimos en casa del anfitrión se escuchó Radio Felicidad AM. Escúchalo aquí para ambientarte).
El Escobas nos hizo pensar en las peculiaridades de la gente que cocina. Algunos siguen recetas y son meticulosos, miden los ingredientes con tazas y cucharas medidoras o siempre pueden decirte exactamente cómo prepararon tal o cual platillo.
Otros, en cambio, le van calculando a ojo y cuando les preguntas sus recetas las medidas suelen ser "un chorrito", "no mucho", "ahí tú le ves". El Escobas es de estos últimos. De hecho, el "ahí tú le ves" es la clásica unidad de medida utilizada por su mamá.
Con eso en mente, procedemos a compartirles el menú.
De entrada, el Escobas preparó una crema Conde o crema de frijol, que le encanta y que además también es una favorita entre los autores de este blog. Escobas dice que siempre que va a un restaurante y hay crema Conde en el menú, la pide -nosotros también lo hacemos-. Hemos probado un montón de cremas de frijol pero la de Eduardo tiene unos detallitos que la pusieron en nuestro top 5 de cremas de frijol, esperen que les contamos.
Los croutones son hechos en casa y es a propósito que de unos lados estén más tostados, llegando a quemado. Muy poquito, apenas para que esos pedacititos quemados añadan un fondo de sabor a la mezcla de frijoles, crema, queso y chile. Y con todo eso, en la crema que preparó Lalo había otro sabor misterioso pero muy presente que no pudimos identificar. He ahí el primer secreto que adoptamos.
Al moler los frijoles, les añade chile pasilla tostado y hojas de aguacate como en Oaxaca. Eso último le da toda la onda a la crema.
El segundo plato es un invento de Lalo de un día que estaba solo en casa, con hambre y sin sueño. Era tan noche que no iba a encontrar nada abierto así que decidió usar lo que hubiera en la cocina. Lo que hubo fue una lata de atún y un trocito de jamón, así que decidió combinarlo con cebolla morada, ajo, perejil y orégano. Puso todo en una sartén, lo acitronó y al final le roció vino tinto y le puso un poco de manzana picada y nuez.
El resultado, servido en un taco, es una combinación muy afortunada de sabores y texturas que no solo te saca de un apuro, sino que está tan sabroso que lo puedes servir en una cena con invitados.
Esta es la primera vez que uno de nuestros anfritiones cuenta con ayuda en la cocina, en este caso fue la señora Carmen quien fungió como ayudante picando ingredientes. Héctor quiso que mencionáramos su meticulosidad, pues dejó todo picado a la perfección en trozos iguales, ordenadísimo.
También nos acompañó Lola, la mascota de la casa, quién le tuvo una paciencia infinita a nuestra hija de año y medio quien ya come sola y también decide sola lo que quiere hacer: subir escaleras, apapachar perros, hojear revistas o explorar cualquier rincón en el que quepa su breve cuerpecito de bebé que ya camina.
Básicamente, el proceso de hacer este post fue toda una fiesta. Ya queremos hacer la siguiente.
Que sorpresa!!! ademas de super-diseñador El Escobas cocina??? wowwwwww!!!!
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