Huevos Benedictinos

Nos resulta curioso que el desayuno oficial de las bloggers de moda sean los huevos benedictinos, una receta cuyo ingrediente principal es la celulitis (o algo así diría Nigel, el de Devil Wears Prada). Son fotogénicos, si, pero su deliciosidad se explica por la cantidad de grasas animales y carbohidratos que contienen. Un desayuno de campeones con alma sensible e instagram.

Para preparar dos porciones, se necesitan dos muffins ingleses, 6 (si, seis) huevos, 2 rebanadas de lomo canadiense o de jamón de parma o de panceta (nosotros elegimos panceta) o algo que se le parezca, 1/2 taza de mantequilla, un limón, una cucharada de vinagre, sal y pimienta. Por último un poco de cebollín. 


La preparación no es sencilla, pero si quieres impresionar a una cita en la mañana después, te conviene practicar. 

Toda la gracia de la receta está en la salsa holandesa que es muy cremosa y un poco ácida. Primero derrites la mantequilla. Luego, colocas un tazón de metal o vidrio refractario sobre una olla con agua hirviendo. Echas la mantequilla derretida, las yemas de 4 huevos y el jugo de medio limón. Bates vigorosamente. Cuidado con el calor porque si se te pasa tendrás unos deliciosos huevos revueltos :/


Cuando la salsa tenga una consistencia cremosa, déjala aparte. 

Fríe el lomo o jamón o panceta. Parte los muffins y tuéstalos ya sea en la tostadora o pásalos por la grasa de la panceta (eso hicimos nosotros porque gordos). Déjalo todo aparte.


Los huevos poché o escalfados también tienen su gracia. Tienes que poner a calentar agua en una olla profunda pero con teflón (porque si no el huevo se va a pegar) y agregarle una cucharada de vinagre. Pones el huevo en una taza y lo vacías en el agua cuando esté muy caliente pero justo antes de hervir (el problema de echar el huevo en agua hirviendo es que te arriesgas a que explote). Si lo hiciste bien, la clara se pega a la yema y te queda una bonita bola que sacarás con una cuchara plana o una espumadera después de 3 o 4 minutos. Déjalo escurrir sobre papel secante. 


Todo eso lo tienes que hacer en chinga antes de que tu crema holandesa se corte o se solidifique. 


Si lo lograste, monta el plato: muffin, panceta, huevo, salsa y cebollín en pedacitos. 


No es sencillo, pero oh, vale la pena. Ahora puedes instagramearlo y sentirte blogger de moda por una mañana. O comértelo caliente, quizá eso sea un mejor plan ;)


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American Trade Hotel, tan vintage y tan moderno

Este es el último post de la serie sobre Panamá: el hotel dónde nos alojamos. 


El American Trade Hotel se encuentra en el centro del Casco Viejo de la Ciudad de Panamá, a unos pasos de la catedral y rodeado de restoranes, bares y puntos de interés. El edificio tiene casi 100 años de existencia y fue el primero de la ciudad que tuvo 4 pisos ¡4 pisos OMG! ;)


En 2013 fue restaurado respetando su estética original, lo que le da un aspecto inigualable. Si te gusta evadir los hoteles de cadena que son iguales en cualquier parte del mundo y prefieres experiencias más locales, sin sacrificar estándares internacionales, este hotel cumple con todo. 


Panamá está lleno de pisos bonitos (¿adepto a fotografiarte los pies para instagram? ¡Enloquecerías aquí!), de atmósferas tropicales, de referencias antiguas. Y todo eso lo conserva el American Trade Hotel: en toda la decoración se siente el sabor local, los azulejos, las grandes plantas, el elevador vintage...


Una vez instalado en tu habitación, estás en el mejor punto de partida para unas vacaciones de placer. La alberca en la terraza tiene una preciosa vista de la ciudad, por la noche hay música en vivo en el lobby y en recepción pueden organizarte desde una caminata por los alrededores o un día de ecoturismo fuera de la ciudad. 


Algodón, cuero, mármol. Todo está puesto ahí para disfrutarlo con todos los sentidos. Y si las vacaciones son para salir de lo cotidiano, nada como sentirte transportado a otra época. 


American Trade Hotel - Plaza Herrera, Casco Viejo, Ciudad de Panamá, Panamá. Sitio oficial - Tripadvisor.


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¿Es caro visitar Nueva York?

La clásica pregunta que sólo puede ser respondida de una manera: depende. Nueva York es una ciudad cara y el presupuesto puede ser tan alto como tu imaginación lo permita, especialmente si a un alojamiento premium añades todas las atracciones turísticas clásicas, compras de todo tipo y cocteles cada noche. 


Pero a Nueva York también puedes ir de vacaciones teniendo un presupuesto limitado y pasártela increíble porque la ciudad tiene muchísimas ofertas accesibles y montones de actividades gratuitas. 


Lo más costoso será el vuelo y el alojamiento, por lo que planear con mucha anticipación puede jugar a tu favor. Busca vuelos en temporada baja y alojamientos fuera de Manhattan: Brooklyn o Harlem son buenas opciones, especialmente porque si usas el metro la distancia no será ningún problema. 


Incluso es posible encontrar hoteles a buen precio dentro de Manhattan (nosotros recomendamos este). 

Aunque para algunos serán importantes las atracciones turísticas clásicas, hay lugares en los que se vive completamente el espíritu de Nueva York sin las aglomeraciones, los souvenirs y -claro- el precio de las entradas. Está por supuesto todo Central Park, pero también la Biblioteca en midtown, la High Line, los puentes, los servicios religiosos con gospel en Harlem, etc. 


En cuanto a la comida, los precios también cubren todo el espectro y si tu presupuesto es limitado eso no significa que la tengas que pasar mal. Aquí es donde Yelp o Foursquare serán tus mejores amigos. La pizza suele ser excelente y esas aplicaciones te avisan cuáles lugares son buenos y cómo anda el ticket promedio. Mientras un coctel fácilmente te puede costar 18 dólares (más propina), también puedes beber cerveza en McSorley's Old Ale House, la taberna irlandesa más antigua de la ciudad (dos cervezas por 5.50 usd). 


Las opciones accesibles, como todo aquí, son abundantes. Está el sótano del Hotel Plaza, el Chelsea Market o la zona de comida de Grand Central. Y los foodtrucks, por toda la ciudad, ofrecen desde hotdogs hasta comida india o mexicana (divertida aunque no muy mexicana en realidad). 


Eso si, aunque estés planeando unas vacaciones económicas, presupuesta al menos un gran gasto en el rubro que más te interese. Una compra lujosa en Saks, aunque sea de cosmética. Una visita a Ikea (puedes compensar comiendo sus famosas albóndigas y comprando Ikea Food para la cena), una noche de bares. Nosotros decidimos gastar en old fashioneds y no nos arrepentimos para nada.


Mientras más investigues, menos gastos innecesarios harás. Por ejemplo, no hay razón alguna para tomar un taxi pues el sistema de transporte público es excelente y si investigas de antemano puedes empezar con eso directamente saliendo del aeropuerto. 


Unas vacaciones carísimas están bien, si puedes hacerlo. Pero si no, el destino de tus sueños tampoco tiene porque ser inalcanzable. 


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San Blas, Panamá

Cuando te pregunten qué te llevarías a una isla desierta, pregunta si sería una de las 365 que componen el archipiélago de San Blas. Si te dicen que si, pregunta cuál. Dependiendo de la isla, podrías o no necesitar un snorkel...


365 islas ("una para cada día del año" como dicen los panameños) de las cuales algunas están desiertas y otras no. En las que no, se come delicioso, se pueden comprar hermosas artesanías o incluso puedes conseguir alojamiento si lo que quieres son unas vacaciones en medio de la nada marítima. 


Aunque todavía le dicen San Blas, ya no se llama así. Este archipiélago forma parte de la comarca Guna Yala, un territorio panameño hogar de los indígenas Guna quienes tienen su propia organización política y sus propias leyes (revolución armada de por medio). 


San Blas o Guna Yala, el caso es que es un destino turístico perfecto para lunamieleros con algo de vena aventurera. Encontrarás muy pocos puntos donde conectarte a internet, pero muchos yates y catamaranes donde pasar la noche bajo las estrellas (échale un ojo a Airbnb). En algunas islas hay tienditas pero quién necesita enlatados cuando puedes comer mariscos tan frescos que media hora antes de estar en tu plato todavía respiraban. 


La aventura de Guna Yala empieza antes de llegar. Lo normal es llegar a Panamá en avión y de ahí son dos o tres horas por carretera a Guna Yala. Para por fin llegar a las islas tendrás que ir en lancha. Prepáralo todo antes de partir porque una vez allá lo único seguro son los colores del caribe y la vista de todas esas palmeras que, a lo lejos, parecen salir del mar.  


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La Paz, Baja California

¿Qué se hace en La Paz? Fue la pregunta que se me ocurrió antes de este post. Mirar ballenas, principalmente...


Y aunque la temporada de avistamiento ballenas dura sólo de diciembre a marzo, un viaje a La Paz vale la pena en cualquier momento del año. La ciudad más antigua de las Californias está en un sitio en el que el desierto se une con el mar y si bien las playas son su principal atractivo, hay mucho más que hacer además de echarse en una tumbona. 


A poca distancia de la ciudad se encuentran muchas islas e islotes de geografía volcánica que albergan una enorme variedad de fauna marina, por lo que es un destino especialmente atractivo si te interesa el turismo ecológico. Se puede practicar el esnórquel y el kayak o visitar a los lobos marinos y de septiembre a abril se ofrecen tours para nadar con los tiburones ballena.


Y eso es lo que pasa del lado del mar. En el desierto hay excursiones para visitar las misiones coloniales que están ahí desde el siglo XVII, hay campismo, caminatas, paseos en bici y un santuario de cactus que visitar.


O quizá lo que haya que hacer sea quedarse en La Paz a pasear por su malecón, ver atardeceres, comer tacos de Marlín y helados de pitahaya.


Lo que se hace en La Paz, y en sus alrededores, es vivir esa belleza que está por todas partes. 

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