Guía del borracho competente: el Bloody Mary

Una de nuestras aspiraciones en la vida es tener un bar casero bien equipado para prepararles cocteles a las visitas... o ejem, a nosotros mismos. Y claro, un barman que se respete medianamente debe saber preparar los clásicos.

 
Preparar cocteles no es tan diferente de cocinar. Las recetas varían con el tiempo y cuando se trata de de tragos clásicos las variaciones suelen ser infinitas, lo que nosotros solemos hacer es experimentar un poco hasta encontrar la que se convertirá en la receta de la casa.  


Lo mejor de experimentar con cocteles es que, pues, nos los bebemos todos -los buenos y los no tan buenos-. Al final todo es ganancia. Para el Bloody Mary, un básico total, hemos tomado la receta de este libro tan bonito: The Curious Bartender


Un coctel que podría ser una sopa o si nos apuran, una ensalada (atención, borrachos a dieta). Es sabroso, vistoso y recomendable para las crudas. Helo aquí. 


La receta de Tristan Stephenson nos gusta así sin variaciones: lleva 2 onzas de vodka (50 ml), 150 ml de jugo de tomate de tetrapak, el jugo de un limón, 3 chisguetes de salsa inglesa y otros 3 de salsa tabasco, una pizca de sal y otra de pimienta. 
 
Aunque consideramos hacer jugo de tomate natural, el mismo libro apunta que quedaría una bebida muy diferente, así que usamos de bote (está bueno, de todas maneras). 


Se ponen todos los ingredientes en una coctelera con hielo y se agitan. Se sirven en un vaso escarchado con sal y se decora con una rama de apio y una rodaja de limón escarchada con pimienta.


Lo recomendamos ampliamente para estos últimos domingos del verano. No nos hacemos responsables de tus mejillas chapeadas.


Más recetas de cocteles: el Old Fashioned como lo prepara Don Draper.

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Casa Pan de Miel, en Mazunte (Oaxaca)

Nos gusta muchísimo Casa Pan de Miel. Nos gusta porque está en una de nuestras playas favoritas de México, porque el servicio es cálido e impecable, porque resume lo que nosotros entendemos como lujo -sin pretensión ni ostentación-. Es una joya delicada.


Casa Pan de Miel es un hotel boutique de estilo hippie chic y está en la costa de Oaxaca, concretamente entre Mazunte y San Agustinillo. No se admiten niños y tiene tan pocas habitaciones que incluso cuando está lleno es un absoluto remanso de paz. 


Mazunte por si solo merece una visita. Es un pueblo pequeño a medio camino entre Huatulco y Puerto Escondido. Sin grandes hoteles de cadena su mejor oferta es el mar y el paisaje, es un destino ideal para desconectar. Excepto en temporada alta (Semana Santa y Diciembre), que desborda de vacacionistas y consecuentemente, de parranda. 


Desconectar es lo que se hace en Pan de Miel. Puedes pasar todo un día en la alberca infinita, tomando el sol y mirando el horizonte o puedes leer tumbado en una hamaca en la terraza de tu habitación pues todas las habitaciones tienen terraza privada o semiprivada. En las áreas comunes no hay música y las olas se escuchan todo el día y toda la noche. 

 
Un día perfecto en Mazunte empieza desayunando en Pan de Miel porque tienen -definitivamente- los mejores desayunos de la comarca, con frutas siempre deliciosas, pan casero, tantas mermeladas que querrás tener muchos días para probarlas todas, granola orgánica y yogurth natural. Y si quieres algo todavía más sustancioso puedes pedir un omelette. Todo lo que te ponen en la mesa es orgánico y de productores locales, además de estar buenísimo. 


Si decides salir del hotel, tienes la playa a la distancia de una corta caminata a San Agustinillo o a Mazunte. En Mazunte puedes visitar el Centro Mexicano de la Tortuga, ir de compras a la cooperativa de cosméticos naturales o conseguir uno de los tours en lancha para ver fauna marina o un paseo a los manglares con cocodrilos de la vecina Ventanilla. También puedes ir al trozo de playa llamado "el rinconcito" y meterte al mar que ahí es muy tranquilo. Si te interesa conocer Zipolite, puedes tomar un taxi o un transporte colectivo y llegar en pocos minutos. 


Los desayunos en Pan de Miel son geniales pero las opciones para comer son muy ligeras y la cocina cierra a las 4 pm, por lo que necesariamente tendrás que salir a buscar la cena. Una peculiaridad de Mazunte y San Agustinillo es que siempre, en todos lados, se come bien. Casi que puedes elegir a ciegas lo que se te antoje. Otra peculiaridad es que los platos siempre suelen estar bien servidos.

Los precios varían dependiendo del tipo de lugar. Están los chiringuitos sobre la playa o las cocinas económicas de la calle principal (y única) y también algunos restoranes más en forma. Nuestras opciones favoritas son La Estrella Fugaz en la playa el Rinconcito y La Termita en San Agustinillo. 


Una cosa importante que debes saber si vacacionas en Mazunte: allí todo es lento. Absolutamente nadie tiene prisa para nada y cualquier cosa se tarda mucho, incluyendo tu comida, así que no vayas a comer cuando ya estás cayendo de hambre. Tómate tu tiempo y una o dos cervezas en lo que la cocina se mueve a su propio ritmo. 


Mazunte y San Agustinillo tienen muchas opciones de hospedaje para todos -de verdad todos- los bolsillos. Desde áreas de acampado y posadas baratísimas, hasta las opciones más en forma como Pan de Miel donde cuentas con wi-fi, tele por cable y aire acondicionado. Puedes llegar en autobús viajando a Pochutla o en avión volando a Huatulco pero una vez que llegues las reglas de la ciudad dejan de funcionar. No hay manera de conseguir efectivo (hay un cajero que jala cuando se le antoja) y todo opera con su propia lógica. Déjate ir. Es lo mejor que puedes hacer contigo y con el tiempo que dispongas para estar allá. 


Son muchas las razones por las que nos enamoramos de Casa Pan de Miel. El bar tiene un sistema en el que tú vas y te sirves tus cervezas y luego te las anotas en tu cuenta. Nadie va a vigilar si lo haces o no, pero estoy casi segura de que ningún huesped les ha robado una cerveza. El lugar está lleno de detalles, todos pensados para el placer. El personal es atento y sonriente pero jamás te atosiga. Y si se da el momento te encontrarás conversando con Anne Gillet, la dueña, una encantadora señora francesa. El lugar vale cada peso aunque las tarifas varían bastante dependiendo de la temporada y el largo de tu estancia y para fin de año las reservaciones tienen que hacerse con seis meses o más de anticipación. 


Vamos terminando este post porque ya es una larguísima carta de amor (tanto, que sentimos que no está de más aclarar que el viaje no fue patrocinado y este post es nuestra experiencia, no un anuncio).

Casa Pan de Miel. Premio Travellers Choice 2014 en Trip Advisor. Sitio oficial - Trip Advisor - Facebook.

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Porchetta se pronuncia por-ke-ta

Escuchamos sobre Porchetta y quedamos todos emocionados ¿es que puede haber un sitio más tocinante? Difícilmente, la verdad.

El sábado preparamos nuestras panzas (saltándonos el desayuno) y nuestros espíritus y fuimos a Polanco a probar esa delicia italiana llamada porchetta. La porchetta, según nos informan por acá, es una especialidad del centro de Italia cuyos ingredientes principales son el lomo de cerdo, la panceta y algunas hierbas aromáticas como hinojo, salvia y romero.

Permítannos deternos un momentito para describir mejor el panorama. La panceta es básicamente una lonja en la panza de los puercos, yep, del mismo lugar de dónde proviene el tocino. A esa maravilla se le frotan las hierbas para después con ella envolver un trozo de lomo; el rollo resultante se rostiza durante horas hasta que queda crujiente.

Compartimos con Porchetta la fascinación por los puercos. Lo primero que notas al entrar al lugar son un montón de cerditos: hay uno pintado en la pared, en una repisa hay uno de peluche con alitas, hay otro que sostiene una cerveza. Hay cerditos en el menú, el logo es un cerdito, hay cerditos en las servilletas...

Y claro, hay cerdo entre dos panes. La carta es breve pero contundente: siendo la porchetta la estrella, se sirve en tortas de pan artesanal (perfecto pan, por otro lado). Nosotros pedimos una Chilanga y una San Francisco pero esperen que me estoy adelantando.

De entrada pedimos una ensalada Green Pig y unas Papas Puercas. La ensalada muy bien, irreprochable, pero casi que nos la podiamos haber saltado (la próxima vez probaremos la sopa de tomate) pídela si de verdad necesitas comer algo verde. Las papas, deliciosas: están rostizadas y vienen con pedacitos de porchetta, parmesano y más ingredientes sabrosos pero principalmente pues, saben a marranito.

Nuestras tortas. La Chilanga está lejanamente emparentada con una buena (muy buena) torta de carnitas: tiene aguacate y jitomate y es picosa. En la San Francisco el sabor de la porchetta queda contrastado con la dulzura de la cebolla caramelizada. Ambas nos encantaron y honestamente no sabríamos decir cuál estuvo mejor ¡son muy diferentes entre si!

Para tomar pedimos cada quien una cerveza. La Puerco Salvaje de Héctor era de sabor muy fuerte mientras que la Red Pig de Ángeles resultó más suave y accesible.

Increíblemente, todavía nos cupo el postre. Sólo había flan de cajeta en una porción perfecta para rellenar el huequito que pedía dulce.

Celebramos mucho que los restoranes especializados en cerdo se estén poniendo de moda y celebramos también a Porchetta y a su merecida fama. ¡Feliz mal du porc para todos!


Porchetta - Campos Elíseos 247, Polanco (frente al Hotel JW Marriot). Sitio oficial - Twitter - Facebook - Foursquare. (No se pierdan las fotos del día que la UFC llenó todo el local -clic-).


Más posts sobre el maravilloso animal llamado cerdo, aquí.

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Panadería Rosetta

Lo más importante es no hacernos bolas. Hay 3 Rosettas en la Ciudad de México: el restorán, exquisito, caro y de reservación casi obligada y dos panaderías, una en la colonia Roma y otra en la Juárez. Este post trata sobre la panadería de la Juárez. 


Aunque los tres lugares son de los mismos dueños, el restorán y las panaderías son muy distintas. El restorán es formal y las panaderías no, además de que los menús de las segundas son más sencillos y de precios más accesibles. La diferencia entre las dos panaderías radica en el espacio en el que están instaladas.


La panadería de la Roma nunca se nos antojó mucho a pesar de las buenas recomendaciones, quizá porque el local luce algo oscuro y apretado. La panadería de la Juárez, en cambio, invita a entrar. Y eso fue justo lo que nos pasó un día que de casualidad pasamos por enfrente.

 
La Rosetta de la Juárez está instalada en una casona de esas viejas y grandes que abundan en esa colonia. Bella, con doble altura y un pequeño patio en el que también hay mesas. Desde que entras puedes intuir que la vas a pasar bien.


El menú es ideal para desayunar y no hay forma de equivocarse así pidas lo más sencillo (que sería un café y un pan dulce) porque todos los productos son frescos, delicados y perfectos. El pan es crujiente y esponjoso -básicamente es excelso- y el jugo de naranja o mandarina es dulcísimo y está a la temperatura ideal. 


Si lo tuyo es almorzar más sustancioso, entonces te harán felices los omelettes o los sandwiches, ¡ah! los sandwiches de cerdo confitado con guacamole o de chorizo español. Calientitos, llenos de sabor y de calorías.


Claro que si te gustan las opciones más saludables no tienes porque sufrir, las frutas con yogurt no tienen pierde y hasta la avena (horneada y con frutos rojos) es deliciosa.


Rosetta es uno de esos sitios que nos encantan porque cada detalle está cuidado con esmero. Todo es impecable, la decoración, el menú, las bebidas. Todo está en su justo sitio y eso nos parece de las experiencias más agradables en cualquier lugar al que vamos. Este lugar nos encanta y planeamos volver muchas veces más.

Panadería Rosetta - Havre 73, Colonia Juárez, Ciudad de México - Facebook - Twitter - Foursquare.

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Cantinas de abolengo: la Antigua Paz

Esta cantina, La Antigua Paz, se encuentra en el centro de la Ciudad de Chihuahua y es uno de esos sitios que ya cumplieron los cien años, así que juntaba todas las papeletas para estar en la lista de nuestras favoritas de México. 


"Nuestra señora de la antigua Paz" como le dicen algunos parroquianos, honra todas las tradiciones de una buena cantina: abundante botana, bromas locales, músicos callejeros y anécdotas por montones. 


Respecto a las bromas locales, la favorita es una sugerencia que se repite en foursquare: "pide la ensalada de la casa, es gratis". La broma no es que sea gratis, porque si lo es, pero probablemente nunca te han servido una ensalada como esa. No les vamos a decir de que se trata, si un día van, pídanla. 


La decoración de La Antigua Paz se ha formado con el tiempo, volviéndose una galería de antigüedades en la que también se incluye un piano. Puede ser que un día cualquiera estés ahí y de pronto entren unos novios, vestidos y aderezados para ceremonia religiosa, a tomarse una foto con el piano. Como si nada. 
 

Ahora bien, si sabes tocar el piano y tienes la suficiente vena escénica, puedes pedir que te dejen tocarlo. Debe ser toda una experiencia...


¿Y Pancho Villa? Tratándose de un punto histórico de la ciudad, nos preguntamos qué historias sobre Villa estarían ligadas al sitio. Hay algunas, suficientes, pero tampoco demasiadas: se sabe bien que Pancho Villa era abstemio, así que hay algunas fotos por aquí y por allá, de Villa con sus escoltas. Le gustaba el lugar (pero claro) pero lo visitaba esporádicamente en su condición de abstemio. 
 

Ahora que las reglas para entrar a las cantinas se han flexibilizado (¡qué bueno, porque cuando las mujeres no podían entrar la mitad de los tocinantes nos quedaríamos fuera!), la Antigua Paz es cita para despedidas de solteras, parada obligatoria para turistas y punto de encuentro para la fauna habitual de cantina, incluyendo a los que buscan "curarse" una resaca. 


La Antigua Paz es amable, divertida y ruidosa con su música norteña clásica y las carcajadas de los clientes felices y entonados. Los meseros están trabajando ahí desde el siglo pasado (16 años el que menos, 30 el que más), los dueños están orgullosos del sitio como es. Es un sitio irreal de esos que sólo se crean con el tiempo y al que cualquier montaje jamás se le acercará. 


Cantina La Antigua Paz - Calle 12 y Mina 1201, Chihuahua, Chihuaha. Abierta todos los días.  Foursquare.


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