Una de nuestras aspiraciones en la vida es tener un bar casero bien equipado para prepararles cocteles a las visitas... o ejem, a nosotros mismos. Y claro, un barman que se respete medianamente debe saber preparar los clásicos.
Preparar cocteles no es tan diferente de cocinar. Las recetas varían con el tiempo y cuando se trata de de tragos clásicos las variaciones suelen ser infinitas, lo que nosotros solemos hacer es experimentar un poco hasta encontrar la que se convertirá en la receta de la casa.
Lo mejor de experimentar con cocteles es que, pues, nos los bebemos todos -los buenos y los no tan buenos-. Al final todo es ganancia. Para el Bloody Mary, un básico total, hemos tomado la receta de este libro tan bonito: The Curious Bartender.
Un coctel que podría ser una sopa o si nos apuran, una ensalada (atención, borrachos a dieta). Es sabroso, vistoso y recomendable para las crudas. Helo aquí.
La receta de Tristan Stephenson nos gusta así sin variaciones: lleva 2 onzas de vodka (50 ml), 150 ml de jugo de tomate de tetrapak, el jugo de un limón, 3 chisguetes de salsa inglesa y otros 3 de salsa tabasco, una pizca de sal y otra de pimienta.
Aunque consideramos hacer jugo de tomate natural, el mismo libro apunta que quedaría una bebida muy diferente, así que usamos de bote (está bueno, de todas maneras).
Se ponen todos los ingredientes en una coctelera con hielo y se agitan. Se sirven en un vaso escarchado con sal y se decora con una rama de apio y una rodaja de limón escarchada con pimienta.
Lo recomendamos ampliamente para estos últimos domingos del verano. No nos hacemos responsables de tus mejillas chapeadas.
Más recetas de cocteles: el Old Fashioned como lo prepara Don Draper.
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