Airbnb y Cuba son una pareja perfecta y las razones, como todo allá, son históricas. Hace poco encontré un post sobre Cuba en un bonito blog de lifestyle de una chica de Los Ángeles. Además de fotos de estilo personal, el post ofrecía algunos consejos para viajar a Cuba pero empezaba con "since tourism is new in Cuba". Esto es importante: si bien para los norteamericanos es muy nueva la posibilidad de hacer turismo allá, el turismo no es para nada una cosa nueva en aquel país.
No es ningún secreto que el comercio en Cuba está muy limitado y a causa
de ello muchos servicios, incluso en la industria del turismo, se
encuentran por debajo de lo que podría esperar un viajero de otro país.
El internet es deficiente y las amenidades difícilmente serán como las
que esperarías en un hotel de Cancún, Panamá o Punta Cana. Mejor que
vayas preparado para eso y evites decepciones.
Desde nuestro punto de vista, en Cuba vale la pena quedarte en hotel si encuentras uno que cumpla estas
tres condiciones: estar en La Habana, estar bien ubicados cerca
del centro de La Habana o en el barrio del Vedado y ser un
emplazamiento histórico. Dicho de otra manera, vale la pena quedarte en
un lugar como el Hotel Nacional o el Habana Libre (el que era el Hilton)
por el valor histórico del emplazamiento. Si no es eso, mejor busca un lugar en Airbnb.
Airbnb no llegó a Cuba a inventar nada, simplemente resulta la plataforma perfecta para una estructura que ya existe en el país desde hace mucho tiempo: el alojamiento en casas particulares. Por todo Cuba hay personas que ofrecen habitaciones en sus propias casas para alojamiento de turistas, pero este servicio está fuertemente regulado por el estado, de modo que quién quiera ofrecerlo tiene que cumplir con una serie de condiciones que garantizan que la habitación sea segura y esté en buenas condiciones. Además, los particulares están obligados a pagar una fuerte cantidad por concepto de impuestos -se encuentre ocupada o no la habitación- así que no pueden darse el lujo de tenerla vacía o hacerse de mala fama.
A lo largo de los años se ha formado una gran red de habitaciones particulares y los vecinos suelen echarse la mano unos a otros: si llegas a una casa y no hay lugar, los dueños buscarán la manera de acomodarte con sus conocidos quienes devolverán el favor a la siguiente y así todos salen ganando. Sin embargo años atrás era complicado hacer una reservación si no conocías las particularidades del sistema: había páginas web que enlistaban algunas casas, te tenías que poner en contacto por correo electrónico, esperar (a veces durante días) a que el casero pudiera responder, buscar las direcciones en un mapa, etcétera. Muchas veces quiénes optábamos por alojarnos en casas particulares éramos quiénes ya habíamos ido una vez y teníamos un contacto en el país.
Airbnb ha eliminado todas esas dificultades sin quitarle ninguna de las ventajas al sistema de alojamiento con particulares: en la plataforma puedes ver los sitios disponibles en cada ciudad, tienes fotos, puedes refinar por rango de precios, número de habitaciones en una sola casa, por zona de la ciudad. ¿Quieres una habitación con vista al malecón de La Habana? ¿Una terraza a pocos pasos del mar en Varadero? Lo que sea que busques, es fácil encontrarlo.
La combinación entre la tecnología de Airbnb y la confiabilidad de los anfitriones cubanos da como resultado una experiencia única que no te ofrece ningún hotel. Si te quedas en casa de alguien es probable que conozcas a otros viajeros en la mesa del desayuno o que tu anfritión te haga recomendaciones personalizadas. Los anfitriones cubanos suelen ser cálidos y atentos: en nuestra última visita fueron ultra gentiles con nuestra hija de un año (descubrimos que allá a nadie le molesta un niño en lugares "de adultos", al contrario, son bienvenidos y muy celebrados). Quizá algunas cosas no sean estelares, probablemente el colchón no sea tan cómodo y definitivamente la tele es un mueble inservible pero de todos modos en un hotel no va a ser mucho mejor y a cambio obtienes la cercanía y la atención de tus anfitriones, algo que ningún hotel te puede dar.
Por si fuera poco, además de tu alojamiento en Airbnb puedes encontrar experiencias guiadas por locales que te permitirán asomarte a Cuba más allá de la superficie. No importa si lo que quieres es bailar salsa, acercarte a la santería de la mano de un experto, conocer la vida en el campo o experimentar la Habana de noche. En Airbnb hay lugar para todos.
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Este post NO fue patrocinado por Airbnb.
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