Conocimos La Chicha original cuando recién abrió. No existía este blog y esas dos cuadras en la calle de Orizaba todavía no eran el festival bullicioso que son hoy. Entonces La Chicha no tenía cocteles y el local era pequeño igual que la carta de alimentos -aunque ambas cosas ya estaban llenas de imaginación-. Muchas cosas han cambiado de 2011 a la fecha, incluyendo la Cineteca Nacional.
La remodelación de la Cineteca trajo consigo muchas cosas buenas como las áreas verdes en las que puedes haraganear en lo que empieza tu película. También ganó en oferta gastronómica: ahora tienes un montón de lugares donde hacer tiempo o platicar con tus acompañantes mientras te tomas un café o te comes algo dulce (hola, churros).
De esos lugares nuevos el mejor es La Chicha. O tal vez no sea el mejor, solo es nuestro favorito... Vale, no engañamos a nadie, es el mejor. (Si difieres déjanos un comentario).
Y es que, un restorán bar como la Chicha, adentro de la Cineteca, es una idea tan perfecta que en serio nos preguntamos porqué no existía antes. Pero vayamos por partes.
Lo primero, es que la carta de la Chicha ha evolucionado mucho en los últimos dos años. Ambas cartas, la de comida y la de bebidas se han enriquecido con nuevas ofertas a la vez que han mejorado sus clásicos. Ahí siguen las papas bravas y los champiñones rellenos, pero ahora además hay muchas más opciones vegetarianas, un glorioso pan artesanal de centeno y un menú del día que sigue siendo igual de accesible pero que ahora es el doble de sabroso. Vayan desde aquí nuestras felicitaciones al chef, porque sí estuvimos sorprendidos con los sabores nuevos.
Si la Chicha original ya se preocupaba por ofrecer opciones vegetarianas, ahora que han abrazado su lado vegano se han vuelto una opción ideal para ir con ese amigo tuyo que siempre tiene problemas para encontrar algo en los menús.
En cuanto a las bebidas, atrás quedó ese tiempo en el que solo había cervezas y mezcal. Ya en la Roma habían empezado a experimentar con cocteles y ahora su oferta es robusta: tienen mojitos de sabores como guayaba o tamarindo, una buena variedad de cocteles con vino blanco o tinto y clásicos como el carajillo o la juvenil (una cerveza con chamoy, miguelito y gomitas). Mención aparte merece la limonada de menta, hecha a base de te de hierbabuena y licores diversos.
También hay bebidas sin alcohol, como jugos nutricionales o los frappés de infusiones diversas o de chai.
Así pues, la Chicha Cineteca es un lugar muy versátil. Puedes ir a comer antes de tu función, o solo pedir un pastel de matcha y un café o tomar un par de cervezas. Pero el verdadero potencial es para después de ir al cine... ¿quién no ha querido alargar una cita de cine y qué mejor manera de hacerlo que con un par de cocteles? Y no solo puedes alargar una cita romántica, también te puedes seguir de largo con tus amigos mientras discutes la vida y las decisiones políticas de Nicolae Ceausescu o algo por el estilo. ¡Y que no paren las botanas cantineras!
Y aunque no tengas planes de ir al cine, la Chicha Cineteca sigue siendo una excelente opción fuera de los circuitos habituales (y eso siempre se agradece).
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