Cocina vegana: spaguetti cremoso

En el tiempo que llevamos haciendo Los Tocinantes nos han preguntado varias veces si acaso lo único que nos interesa es el tocino o algo así. 

 
Y aunque consideramos al tocino uno de los inventos supremos de la humanidad, eso no nos impide estar interesados en el amplísimo universo de todo lo que se puede comer.


Así pues, hoy nos vamos al extremo contrario de nuestra adoración por el cerdo, esto es, la cocina vegana. Esta deliciosa receta echa mano de lo que algún iluminado ha dado en llamar "la mantequilla del reino vegetal": el aguacate. 


La receta de este post es un spaguetti cremoso sin ingredientes de origen animal (aunque hicimos trampa y al nuestro le pusimos queso, pero se puede evitar sin que la receta sufra -mucho-). 


La pasta, salvadora eterna de los solteros y la gente haragana con poco tiempo, puede resultar en platos muy coquetos como este, que sólo toma 20 minutos en estar listo.


Han de saber ustedes que la sección de cocina de Crate & Barrel suele ser nuestra perdición porque siempre lo queremos todo. Vasos para cocteles old fashioned y de plano todo lo necesario para tener un bar casero competente, platones grandes y bonitos, cacerolas relucientes y palitas de madera. En general lo queremos todo. De ahí salió este procesador de alimentos que pronto usaremos para hacer muchas papillas pero mientras, es perfecto para una receta como esta.


Mas basta ya de prólogos. La cosa se hace así. 

Para un paquete de cremosos spaguettis se necesitan dos aguacates, media taza de albahaca fresca, dos dientes de ajo, 2 cucharadas de jugo de limón recién exprimido, 1/3 de taza de aceite de oliva, 1 taza de tomates cherry, 1/2 taza de granos de elote y sal y pimienta al gusto.


Coces el spaguetti y lo apartas. Avientas al procesador de alimentos los aguacates, la albahaca, el ajo y el jugo de limón, pones sal y pimienta al gusto y lo echas a andar. Sin apagar el procesador, añades lentamente el aceite de oliva para que se integre.


Cuando la crema de aguacate quede homogénea, la combinas en un tazón con la pasta ya cocida, los tomatitos y los elotes. Revuelves bien.


Es todo. Chomp. 


Crate & Barrel. Antara, Arcos Bosques y Paseo Interlomas - Página oficial, Facebook, Twitter e Instagram.


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Nueva York en Invierno

Nueva York no necesita más publicidad de la que tiene. Es una ciudad que hemos visto en cualquier cantidad de películas y series de televisión, de la cual jamás se pone en duda su glamour actual. Es una ciudad de la que es un lugar común decir que es maravillosa... porque lo es. 


Sólo hemos estado ahí en invierno y la caminamos tanto como pudimos, a pesar de la nieve y los -16ºC que nos tocaron. Sus paisajes urbanos son majestuosos, visualmente atestados, caóticos de una manera muy distinta al caos de la Ciudad de México que conocemos tan bien. 


¿Qué tiene Nueva York que nos enamoró? No sé si podríamos describirlo en palabras, afortunadamente tenemos las imágenes. 

 
Central Park, además, no debe tener una mala época del año.


Queremos volver a Nueva York.
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Uxmal, construida con magia

Los antiguos mayas si que sabían darse la gran vida. No solamente son el origen de una de las gastronomías más interesantes del planeta, también eran LOS expertos en bienes raíces.


Si la cosa es como dicen los agentes modernos, en bienes raíces todo se trata de "locación, locación, locación", las ciudades mayas tienen estas espectaculares locaciones en medio de la selva, inmejorables.



¡Y la decoración!


Uxmal es bella e impresionante, matemáticamente perfecta, misteriosa también, con sus historias como la de la pirámide el enano, construida en una sola noche.


Generaciones de hombres han quedado maravillados en este lugar. Quién podría no maravillarse. Lo cierto es que cualquier palabra que elijamos se quedará corta para describirlo.


Uxmal está 62 kilómetros de distancia de Mérida, por lo que se antoja parte imperdible del plan si pasas unas vacaciones en la zona. No te quedará más remedio que maravillarte también. 


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San Agustinillo, Oaxaca

Dicen que Yemayá, la diosa del mar, protege a los recién nacidos. Por eso fuimos a visitarla a su hogar cuando nuestra hija aún estaba en el vientre materno, para que pudiera abrazarla (abrazarnos). 


De todas las hermosisímas playas que tiene México, las de Oaxaca son de nuestras favoritas. Hay una cualidad en la luz, en su bruma y en las montañas que le confieren un aspecto quizá mágico. 


En nuestro último viaje, que fue un babymoon en toda regla, nos quedamos en Mazunte a donde ya habíamos viajado antes. Puesto que en viajes anteriores ya habíamos hecho todas las actividades recomendadas (paseo en lancha para ver fauna marina, visita al manglar lleno de cocodrilos de Ventanilla y al Centro Tortuguero) en este decidimos que sólo comeríamos y haraganearíamos.


En ese ciclo de cuatro días de haraganería, dedicamos una mañana a ver salir el sol, caminando por el pueblo vecino de Mazunte: San Agustinillo. 


Estos dos pueblos están separados por unos metros de carretera y sus playas están separadas por unas rocas. Las fotos de este post son de la playa y el pueblo de San Agustinillo, que en las mañanas parece salido de un cuento, con sus casitas cuadradas pintadas de diferentes colores. 


Todo por allá es lento y a lo hora de la salida del sol es, además, silencioso. El sonido del mar lo llena todo. La luz se va expandiendo poco a poco. En la playa hay personas barriendo las entradas a los chiringuitos de comida, hay pescadores y hay perros que por alguna razón siempre parecen estar felices. 



Y hay bruma. 


San Agustinillo. Municipio de Santa Maria Tonameca, Oaxaca. Se llega por avión desde los aeropuertos de Huatulco o Puerto Escondido y por bus desde la central de camiones de Pochutla.
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CaSa San Agustín Etla, Oaxaca

Cuando estuvimos en Oaxaca no sólo comimos, también paseamos. Y uno de los mejores paseos fue a San Agustín Etla para conocer su Centro de las Artes o CaSa.


El Centro de las Artes de San Agustín funciona como galería de arte y escuela pues esta comprometido con la formación, creación y experimentación artística. Es un magnífico espacio público. Se encuentra a 17 kilómetros de la capital del estado (unos 20 minutos en coche). 


 
Sólo el edificio que lo alberga ya vale la pena. Construido durante el porfiriato, se convirtió en los que es hoy gracias a una iniciativa del famoso pintor Francisco Toledo.  Una de sus particularidades es que es el primer centro de las artes ecológico en América Latina; esto es, sus talleres de gráfica tradicional, diseño textil, gráfica digital y fotografía analógica funcionan con tecnologías no contaminantes. 


El sitio es hermoso, el pueblo donde se localiza también lo es. Vale mucho la pena darse una vuelta.


Centro de las Artes de San Agustín - San Agustín Etla, Oaxaca. Facebook. Foursquare.

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